¿Por qué se unió al viaje?

Una llamada bastó para cambiar el rumbo de su vida. La expedición partía desde su amado Londres y necesitaban de un cartógrafo con gran experiencia para el viaje. Él era perfecto para eso, sabiendo además que planeaba viajar por el mundo con más frecuencia que en su pasado. No dudó en aceptar la oferta de Apollo y poco preguntó, más que la paga, algún destino y si aquello tenía algún propósito aparte de la entretención. Conforme con todas las respuestas y esperando encontrar más en su llegada, hizo su maleta cargando los elementos necesarios de su profesión y su comodidad. Esperaba tan solo encontrar el mismo nivel de lujos y comodidades de las que había gozado toda su vida.

Hijo de un poderoso empresario industrial y una fina dama de familia adinerada, nació en pleno invierno en 1882 en pleno auge tecnológico, intelectual, científico, artístico e industrial. Creció rodeado de comodidades, gustos y servicios, aprendió el oficio de su padre, quién lo dotó de grandes recursos expresivos y empresariales. Pero al joven Robby, según su madre lo apodaba, le gustaba viajar, quería ver más allá de lo que sus ojos percibieran, de lo que la imaginación inventara. Decidió estudiar y terminar la carrera de Cartografía, especializándose más tarde es Cartografía Temática, lo que le obligó a viajar mucho y conocer aún más. Su trabajo mejoró, así como sus técnicas y calidad, poco a poco su nombre fue reconocido y pudo él mismo vivir bien de sus propios ingresos.

¿Cuándo comenzamos a viajar?

¿Cómo describirías a Robert J. Baltimore?

Rob siempre ha llamado la atención, no solo por su gran apariencia, sino también por su postura, forma de hablar, la manera en que mira y la forma en que sonríe. Es delicado al trato con las personas, pero impone respeto aunque no lo pretenda. Su voz es grave, quizá producto del cigarrillo y otro poco de genética, su padre era igual. Elige para vestir con regularidad trajes finos, o camisas abiertas que acompaña con pantalones quizá de algún color, no olvidando los detalles como algún pañuelo en el cuello y un peinado perfectamente construido. Pretende comer bien a donde vaya, acostumbrado a una maravillosa vida de delicias y buffets destacados, su paladar se ha refinado con el correr del tiempo. Nota, sin dudarlo, que es el cigarrillo quién a veces le opaca una buena copa de vino, es por eso que se propone abandonar un vicio para continuar con otro. Veremos si lo logra.

Parecería ser que todo de él es sublime, aunque a simple vista un observador más profundo puede notar algunos vicios aparecer: fuma, aunque no siempre ni tan seguido (asegura sabrá dejarlo a su debido tiempo). Es obsesivo con el orden y la limpieza, característica que le ha traído más de un problema con empleadas o sirvientas. Es egocéntrico, puesto que está acostumbrado a las miradas y ahora las busca. Es nostálgico y algo anticuado, quizá demasiado cuando se trata de las mujeres.

Le encanta viajar, y agradece que su profesión le permita tal excusa. No se compromete demasiado con nadie, porque es un alma libre, hablando así de mujeres como de clientes. Su trabajo y su ambición le permiten brindarse lujos tanto materiales como sociales, asiste siempre que puede a reuniones de la alta sociedad, porque nunca se sabe qué próximo pez gorda pueda captar su habilidad para el habla. O a qué fina dama pueda enredar entre sus dedos. Tienes, así, muchos amigos y conocidos en varias ciudades, lo que conlleva a parar en sus hogares varias veces para luego seguir el rumbo. Colecciona algún objeto representativo de cada lugar nuevo que visita y nunca olvida escribirle a su madre, para contarle que ha visitado y ha conocido de nuevo y maravilloso.